Ugh! Tener velero... yo competir. ¿Recordáis cuando, recién aprobado el examen, íbamos a volar, la tinta en nuestra licencia todavía fresca? Disfrutamos de los vuelos de palomar como locos, y un vuelo de una hora, Ocaña-Dos Barrios-Cabañas-Ocaña era un vuelazo... Lillo estaba a años luz y Mora en otro planeta. Pero, ¿no hay que llenar un plan de vuelo extraplanetario para ir a Mora? Madre mía, que este tío dice que se ha ido a La Calderina... ¿puedo tocarle? Todas aquellas hazañas me parecían tan fuera de mi alcance como el ir a la Luna, y volver con Claudia Chifer del brazo. Pero todo pasa...Tras muchos días atómicos (borricos, diría Iñaki) en los que nos atrevíamos a ir hasta La Guardia (nunca con menos de los mil setecientos reglamentarios, a ser posible) se empieza a oír por el campo eso de las competiciones. ¿Y eso que es? Porque yo al parchís soy un monstruo, eh? Que nooo, que no es eso, me explican los veteranos. Y un día lo pruebas. Y te engancha. Ya la hemos liao.Primer día de un regional, hace ya dos o tres añitos. En el briefing, ves como Ángel (nuestro contest manager de luxe) se saca tareas imposibles del bolsillo... ¿Cómo que hasta Quero? Pero tío, que eso está a tomar... qué miedo! ¡Si la previsión solo da dos mil! Pues nada, a morir por la patria... Y allí que nos fuimos, los que sabían y los que seguíamos. Yo me hice mi primer cincuenta, y mientras viraba los últimos metros de mi enésima térmica, Iñaki, que me había pasado al ir, me pasa como un rayo al volver en un ASK-21... ¡Pues vaya media debo de estar haciendo! Deja, deja, que lo importante es volver, que ya no estoy en local de casita... Tres horas para hacer 100km. ¡Y qué bien que me lo pasé!En ese campeonato en particular quedé de los últimos (alguien tuvo el detalle de programar mal su logger y quedar por debajo de mi) pero en diversión, seguro que hice podium. Y ¡lo que aprendí! Me habían asegurado que había térmicas mas allá de Ocaña, y aunque era difícil de creer, ¡es verdad! También aprendí a hacer cálculos de planeo, y a fiarme de ellos, que era mas difícil. Esto del vuelo a vela es una cuestión de fe... Sigo participando en competiciones (que no compitiendo), y sigo haciendo unas velocidades medias lamentables, incluso después de comprarme un pepino atómico con microondas. Yo digo que hay que calcular el handicap en base al piloto, por ejemplo, a Jorge Arias con lo que sea que tenga alas ponerle, no sé, por ejemplo un 180, o serrarle un trozo de plano y a mi, aunque sea con un avionazo, no mas de un 60... que me las apaño para conseguir que un F-18 vuele mal, de verdad!!! Pero no me hacen caso.Cuando sales a volar en una competición, metes la tarea del día en el logger y das la salida, te olvidas de lo que queda atrás. Tienes ese picorcillo al ver que los demás van notificando la puerta de salida, cambias a la frecuencia de charla e intentas, no solo cerrar la tarea sino hacerlo rápido. Piensas, calculas, y te das cuenta de que esto de volar a vela es un constante ejercicio de cabeza. Decisiones, decisiones... seguir cuando estas alto y pasas una térmica de 2m/s (mira que cuesta despreciar esas cosas) y correr, elegir la ruta, las nubes, cerrar o no cerrar, el volar se convierte en un suplemento, un premio a todas las decisiones. Por eso para mí la competición, o el vuelo de distancia si estas solo, es la mejor manera de volar, porque acompañas la mecánica del vuelo y las sensaciones de estar en el aire con la satisfacción que da saber que has tomado las decisiones correctas, y mejorar las equivocadas. Y todo rodeado de amigos que van en la misma onda.Un genial piloto y amigo, Ricardo Rodríguez, nos decía una vez que lo adictivo del vuelo es que es una apuesta continua. Apuestas tu altura a que esa nube tira, a que en un día azul esas piedras van a funcionar, que tus decisiones son las acertadas. Si ganas vuelves a casa, cierras tarea, o acumulas puntos para la clasificación, y si no aciertas con tus apuestas pierdes la altura que has arriesgado y en último caso, tienes que buscar un campo de emergencia para aterrizar. Cuanto mas vuelo y mas lo pienso mas creo que tiene razón... como de costumbre.En mi caso, una competición es una ocasión de aprender de los que saben, de volar en grupo y de avanzar un poquito mas allá tus límites, tus fronteras. De disfrutar de un briefing con previsión meteo, y de compararte con otros pilotos, que no hay mejor manera de progresar. ¿Quién me iba a decir a mi, que con mis poquitas horas iba a volar en cuatro días mas de 800km? De no haber sido por las tareas impuestas por la organización, yo aún seguiría aventurándome de vez en cuando a Mora, o a Quero, en días excepcionales. Y es una ocasión de compartir vuelos, experiencias, momentos complicados a 300m sobre un sembrado en Urda y arribadas a 230km/h con los amigos, que al final es de lo que se trata, de compartir. Y de aprender, de aprender mucho, que la gente vuela muy bien. ¡Qué gran invento es eso del Siyú (léase See You para los que saben idiomas)! Eso sí, es muy cruel. Como buena máquina, que no entiende de orgullos, te saca los números fríos y no perdona. Llegas con tu vuelazo todo orgulloso y lo pasas por la máquina: media 67km/h, y has virado el 65% del tiempo! ¿Cómo que cincuenta y ocho térmicas? Si el día era un monstruo! Peor es cuando comparas tu vuelo con otros pilotos... ¿Cómo lo habrá hecho para virar solo quince térmicas? Este tío lleva motor, a mí no me engaña... Pero si hemos ido juntos todo el rato... bueno, le oía por radio, que es lo mismo, ¿no? Pues no, no es lo mismo. En fin, que no quiero aburriros (aunque si habéis llegado hasta aquí me temo que ya es tarde). Me gustaría animar a todo el mundo a que participe en alguna de las competiciones que se organizan a nivel de club. No a competir, que eso ya es cosa de cada uno, sino simplemente (¡casi nada!) a participar. Veréis como se os mete en la venilla, que esto al fin y al cabo no es mas que una historia de adicción. Nos veo a todos en la puerta del Proyecto Hombre esnifando gelcoat.Por cierto, felicidades al güebmaster (la joven esperanza blanca del vuelo a vela) por la victoria en el Nacional, y a Jorge y a Iñaki, a ver si se nos pega algo de vosotros.