Legalizar el remolqueEl que crea que quedarse con 200 m a 150 km de casa a las 7 de la tarde y en un día con 800 m de techo (también son ganas, salir en un día así...) es una situación emocionante, es porque no ha legalizado todavía su remolque, cosa por lo demás recomendable. Al fin y al cabo, un remolque de grandes dimensiones, sin los papeles adecuados (o con ninguno) y con un planeador (¿planea...qué?) dentro, probablemente incluso con matrícula extranjera, puede provocar un éxtasis levitador en un agente multador-martillo de herejes; así, mientras el representante de la ley rellena extasiado boletín tras boletín de denuncia, con la mirada dirigida al cielo y los pies a dos palmos del suelo, a nosotros sólo nos queda postrarnos e ir prendiendo fuego al LS-DG-ASW-tropecientas-mil-del-ala que nos acabamos de comprar hipotecando el piso de la abuela. (Era una broma facilona sobre la Benemérita; miraréis a ese mismo agente con otros ojos el día que tengáis un problema gordo y sea el primero en aparecer a echar una mano). En este artículo vamos a dar un repasillo a cómo podemos dejar el remolque de nuestro monoplaza en una situación de legalidad, como remolque ligero de MMA menor de 750 kg. Los abusones de los Janus, Duo – Discus y artefactos semejantes se van fastidiando, y matriculan sus remolques con plaquita roja como buenos cristianos, porque 750 kg debe ser lo que les pesa el plano de cola.¿Ventajas del remolque ligero?; no hay que matricularlo (basta con la matrícula del coche), ni organizar follones con el cambio de titularidad, porque su única documentación es la tarjeta de la ITV, por la que hay que pasar una sola vez si se hacen las cosas bien, y alguna más si se hacen mal. Para los amantes de la síntesis que detestan los retruécanos, ironías y excesos verbales de los que voy a abusar a continuación sin piedad, diremos que el objetivo principal del proceso aquí descrito es obtener una tarjeta de Inspección Técnica, único documento necesario para un remolque ligero. Vamos a ello. Hemos venido de Alemania Vale, empezamos por ahí. Acabamos de llegar de Alemania, puede que en la frontera le hayamos quitado la placa alemana al remolque, o puede que no. Lo suyo es ponerle al menos la del coche, y de paso dos placas de vehículo largo. En fin, vamos a correr una cortina y a suponer que un angelito de la guarda nos acompaña y nadie nos pone en aprietos, y llegamos felizmente al campo de vuelo. Teóricamente no puede circular así, pero los pilotos de vuelo a vela somos gente con recursos y encantos desconocidos (en muchos casos permanecen desconocidos hasta la fecha), y seguro que podemos salvar alguna situación comprometida con algo de mano izquierda.Cuando llegamos, repasamos la documentación que nos han facilitado: debe haber por ahí una tarjeta verde, parecida a nuestro carnet de conducir; ese es el documento alemán del remolque. En la casilla donde pone Zulässiges Gesamtgewicht pone 800 kg, es decir, que su MMA es 800 kg. O sea que no es ligero. La tontería nos va a costar 30.000 del ala (unos 180 €)... El ingenieroAquí entra en juego el ingeniero. Un perito industrial especializado en estas cuestiones nos tiene que hacer una ficha reducida, y gestionarnos un informe de reforma de un laboratorio acreditado. Voy por partes:Ficha reducida: es un pequeño informe descriptivo de las características del remolque, firmado por el perito, con un croquis y una relación de los elementos principales del aparato. Son 20.000.Informe de reforma: aquí empieza el surrealismo. Como el remolque fue fabricado para 800 kg de MMA, bajarlo a 750 kg adquiere el carácter de reforma de importancia, así que un laboratorio acreditado debe certificar, tras diversos ensayos con tomografía computerizada, simulaciones por elementos finitos y análisis de rayos gamma, que un aparato diseñado para pesar 800 kg, puede también llevar 750. Son 30.000. Y alegra esa cara, que falta mucho.Para todo ello el perito medirá el remolque y anotará las características de las ruedas (deben ser redondas para que valgan), lanza, instalación eléctrica, etc., así como el número de bastidor. Necesitará, para contrastar, una fotocopia de la tarjeta verde alemana. En una semana o dos (normalmente es el laboratorio el que más se retrasa), nos tendrán esos papeles.La ITV... que no os pase nada Un buen día, tempranito, cogemos la ficha reducida, el informe y el papel verde, enganchamos el remolque y nos vamos a la ITV de la zona. Antes, habremos vaciado el remolque de TODO. Digo de todo, porque allí nos lo van a tarar. Para que un remolque pueda tener 750 kg de MMA, debe tener al menos una carga útil de 250 kg, por lo que el peso en vacío no debe superar los 500 kg, y un remolque típico de monoplaza anda por los 450 (el mío pone 520 en la tarjeta alemana, pero seguro que es una errata... ;-)), así que no vamos muy sobrados. Un pesaje en una báscula pública, que funciona con monedas (0,60 €), nos puede ayudar a saber si vamos bien. Si voláis en Ocaña o Lillo, hay un montón de básculas en los pueblos de alrededor (yo fui a la de La Guardia). En la ITV la cosa es delicada. Hay que ir directamente a la oficina, guardar turno y acercarse con nuestra mejor sonrisa al caballero o señorita que nos toque. Le diremos que queremos tramitar una ficha para remolque ligero, con reducción de MMA. Aquí el algoritmo se bifurca, dado que caben dos reacciones:Reacción 1: ¡¡Feliiix!! ¡¡Otro chalao de los avioncitooos!!.- ¡Hala, que pase por el túnel 3!.En este caso, entregamos los papeles, y saltamos un párrafo.Reacción 2: [No hay palabras. El ser humano que nos atendía nos mira aturdido, después pone los ojos en blanco, y se desmaya finalmente]. Al compañero o compañera que acuda a atenderlo le diremos, suavemente porque la cosa está muy delicada, que querríamos hablar con el ingeniero. Nos indicará con un gesto de la mano dónde está su despacho, mientras contempla angustiado a su compadre herido. Al ingeniero le pedimos lo mismo, no se desmayará porque es un tipo ya curtido y es capaz de soportar estas emociones fuertes sin pestañear. Nos mirará con cara de “eres un cachondo, chaval (o chavala)”. Aquí intervienen nuestras dotes de simpatía, que todo piloto ha practicado alguna vez al pisotearle el sembrado a un agricultor en una toma fuera de campo. Lo suyo es llevar una copia de la tarjeta de un amiguete, para que se haga a la idea de lo que queremos cuando haya pasado la primera lluvia de “eso no se puede hacer”, “esto es muy raro”, etc. Tras la confraternización, entregamos los papeles y pasamos al cuerpo principal del programa. Al entregar los papeles, nos abrirán una ficha, y nos asignarán provisionalmente una matrícula, que luego no tendrá efecto porque la idea es, precisamente, no tenerla. Después, pasaremos a la inspección propiamente dicha. Se comprueban dimensiones, funcionamiento del alumbrado (no seáis lechones, como dice Iñaqui, y comprobad antes las luces) y, teóricamente (a mí no me lo hicieron), frenos de mano y de inercia. Se comprueba también el número de bastidor y la placa de fabricante. El primero es un número troquelado en una parte no removible del remolque, habitualmente en el encastre de la lanza. Para evitar sustos, es mejor buscarlo (y encontrarlo) antes de ir. Es conveniente que los datos del papel verde coincidan con la plaquita del fabricante, que suele ser de color negro con espacios sin pintar en los que se troquelan los datos pincipales del remolque. Si no coinciden, volvemos a Alemania y nos enfadamos con el vendedor.Lo más divertido es el pesaje. Como las ITV suelen tener básculas de ejes, y nuestro remolque es en realidad un semirremolque (o sea, que parte de su peso reposa en la lanza y, consecuentemente, en el coche), el método para pesarlo consiste en pesar los tres ejes (dos del coche y uno del remolque) con el carro enganchado, y restarle a la suma del peso de los tres ejes la masa del coche. ¿Y esto cómo se hace? Pues lo lógico sería pesar el coche sin remolque, y restar. Pero a mí, la primera vez que fui, me restaron al conjunto el peso del coche ¡¡¡en vacío!!!, según lo que ponía en su ficha; y encima no me lo advirtieron (íbamos dos personas, equipaje, etc). Al cabo de una semana volví, y me dijeron que el cacharro pesaba 600 kg, y que no se podía hacer la operación. Tuve que volver, y pedir que me lo pesaran en condiciones. Así pues, hay que ponerse pesado, y hacer que nos pesen primero el coche en orden de marcha, y luego el coche con remolque, aunque piten los de la cola de detrás.Concluido el proceso, nos dan un resguardo, que ya nos sirve como tarjeta provisional, y, a la semana, el objeto de deseo: la tarjeta de ITV. Son 15.000.El saldo total de la operación anda por las 65.000 (unos 245 €).Una precaución que no está de más es comprobar después cómo vamos de peso a plena carga, ya que la suma del remolque, el avión, y los cacharritos de diverso tipo que acostumbramos a llevar anda por el límite de los 750 kg. Si a un guardia le da un día por pararnos, y llevarnos a una báscula de control, podemos pasar un mal rato si estamos en 800. Puede que algunas cosas las debamos llevar en el coche. La feria Para acabarlo de arreglar, la ley nos ofrece la oportunidad inmejorable de convertir nuestro remolque en una feria. Ante la confusión reinante, os enumero los dispositivos de alumbrado y señalización óptica obligatorios según el Anexo X del Reglamento General de Vehículos para remolques y semirremolques no agrícolas (es decir, nosotros, aunque pasamos en los sembrados más tiempo del que querríamos): Elementos que suele tener todo el mundo sin que se lo cuentenIntermitentes (que puedan funcionar como warning).Luces de freno.Luces de posición trasera.Elementos que a veces no tenemos, sobre los que solemos discutir tomando cervezasLuz de posición delantera blanca (sólo si superamos 1,6 m de anchura; el mío, que es un Komet típico, tiene 1,57; conviene medirlo o mirarlo en la tarjeta, ya que andamos en el límite).Luces de posición lateral de color amarillo auto (para todo remolque de más de 6 m. de longitud; los nuestros sobrepasan los 9). No sé exactamente a qué distancia tienen que estar, pero los autobuses los llevan entre 1,5 y 2 m, así que si ponemos 5 equidistantes no creo que andemos muy lejos de la reglamentación.Luz de matrícula (que apunte a la matrícula...).Catadióptricos traseros triangulares (tienen que estar detrás, no en el guardabarros de las ruedas, eso va también por mí).Catadióptricos delanteros blancos no triangulares, delante y en el exterior.Catadióptricos laterales no triangulares, de color amarillo auto. Supongo que a la misma distancia que las luces de posición.Placas de vehículo largo, lo más exteriores posible. Teóricamente deben estar a más de 500 mm del suelo, pero esto no es posible en todos los remolques (en los Komet típicos, desde luego que no). Será bonito ver llegar tu remolque, esperando desde hace horas en un campo por el que no pasa ni un alma a que los amiguetes bajen (sí, eres el único que se ha caído) y, tras las cervezas, cojan el coche y vengan a cachondearse de tí. Verás esa feria de luces desde lejos (amarillas, blancas, rojas...) y te sentirás en casa.Lo de las lucecitas no está de más hacerlo antes de la ITV, aunque yo lo estoy haciendo después y en la ITV no me dijeron nada.En fin, lo que aquí cuento no es más que un resumen de mi experiencia y la de otros compañeros. Miguel García de Lara, intrépido piloto de Speed Astir al que pienso batir repetidas veces esta temporada, es el que abrió este camino, y mi socia Begoña Navarro, cuya frase desganada característica “bah, hoy no hay nada, sólo subir y bajar” anticipa un vuelo de 4 horas en onda con sus socios en tierra dándose cabezazos uno contra el otro, vivió conmigo la experiencia de la ITV. Victor Gracia, temerario volovelista capaz de hacer una pasada con un K-8 con ganancia posterior de 10 m entre aplausos de los saltamontes, porque los seres humanos están donde deben (o sea en el bar), también hizo conmigo el Master sobre básculas y métodos de pesaje. No podría asegurar que no exista otra forma mejor de hacerlo. Esto es lo que yo hice, y funcionó.Si os ha gustado el artículo, podéis mandar dinero, o invitarme a algo. También me podéis regalar un DG – 800. Vamos, digo yo.